En la mesa se sientan: José Antonio Bascuñana, director de la editorial. Juan Álvarez y Jorge G: coordinadores. Víctor Eme y Javim: autores. Una treintena de personas asiste al evento.
Toma la palabra el director de la editorial. Se ha hecho un gran trabajo y está muy contento con todo. Aplausos. Toma la palabra el Álvarez: se ha hecho un gran trabajo y está muy contento con todo. Comenta dos chistes del tebeo. Somos la hostia. Aplausos. Toma la palabra Jorge G: se ha hecho un gran trabajo y está muy contento con todo. Lee un párrafo del prólogo. Como sigamos así nos fundimos el tebeo entero en esta sentada. ¿Por qué no hacemos una lectura dramatizada y terminamos antes? Jorge nos pregunta directamente algo. Por alusiones tomamos la palabra, y se acaba así la incómoda fase de "chupémosnos todos las pollas". Hacemos un par de intervenciones tibias sobre el cómo y el porqué del tebeo. Víctor decide que ya está bien de tantear el terreno y se lanza directamente a por el espectáculo. Está sembrao el tío, y llega al clímax de su monólogo hermanos Marx cuando dice que para editar nuestro tebeo el editor debe: o no leerse los proyectos, o no tener criterio, o estar borracho. Y que en este caso se han conjugado las tres cosas. El público despierta. Por sorpresa Jorge suelta que algún autor dijo una vez que a los editores habría que ametrallarles las piernas (?). Álvarez apuntilla que Bascuñana en realidad ya no las tiene. Manuel Martínez emerge del público, cual Moby Dick recién arponeada por el capitán Achab, y abronca por el uso de la palabra “cómic” en la portada de nuestro microcómic. Perdón: microtebeo. Me da la impresión de que las presentaciones de Tres Fronteras deben resultar, por lo general, algo más plácidas. Sólo es una impresión. Juan, con mano de hierro, finaliza el acto con breve cuña publicitaria del evento del día siguiente. Firmas. Fin.
Toma la palabra el director de la editorial. Se ha hecho un gran trabajo y está muy contento con todo. Aplausos. Toma la palabra el Álvarez: se ha hecho un gran trabajo y está muy contento con todo. Comenta dos chistes del tebeo. Somos la hostia. Aplausos. Toma la palabra Jorge G: se ha hecho un gran trabajo y está muy contento con todo. Lee un párrafo del prólogo. Como sigamos así nos fundimos el tebeo entero en esta sentada. ¿Por qué no hacemos una lectura dramatizada y terminamos antes? Jorge nos pregunta directamente algo. Por alusiones tomamos la palabra, y se acaba así la incómoda fase de "chupémosnos todos las pollas". Hacemos un par de intervenciones tibias sobre el cómo y el porqué del tebeo. Víctor decide que ya está bien de tantear el terreno y se lanza directamente a por el espectáculo. Está sembrao el tío, y llega al clímax de su monólogo hermanos Marx cuando dice que para editar nuestro tebeo el editor debe: o no leerse los proyectos, o no tener criterio, o estar borracho. Y que en este caso se han conjugado las tres cosas. El público despierta. Por sorpresa Jorge suelta que algún autor dijo una vez que a los editores habría que ametrallarles las piernas (?). Álvarez apuntilla que Bascuñana en realidad ya no las tiene. Manuel Martínez emerge del público, cual Moby Dick recién arponeada por el capitán Achab, y abronca por el uso de la palabra “cómic” en la portada de nuestro microcómic. Perdón: microtebeo. Me da la impresión de que las presentaciones de Tres Fronteras deben resultar, por lo general, algo más plácidas. Sólo es una impresión. Juan, con mano de hierro, finaliza el acto con breve cuña publicitaria del evento del día siguiente. Firmas. Fin.
